El crowdfunding es maravilloso. Es la consecución de un objetivo gracias al apoyo de muchos. De todos son conocidas las historias de éxito en Kickstarter de Oculus Rift, la película de Veronica Mars, el Pebble o el proyecto de lectura Reading Rainbow. Sin embargo lo que no se conoce tanto son las historias de fracasos, como la del myIDkey. Ouya también es otro fracaso por pésima ejecución a pesar de su gran acogida La idea era buenísima, un dispositivo que guardaba y encriptaba las contraseñas de los sitios a los que accedías y que activabas con tu huella digital. Increíble. De hecho gustó tanto que consiguió reunir cerca de medio millón de dólares, cinco veces más de lo que pedían en Kickstarter. Con estas cifras es fácil pensar que el producto iba a ser un éxito. Pero aquí no acaban las grandes noticias, porque en el CES de 2013 habían recibido varios premios y eso les había llevado a las portadas de todos los medios especializados en tecnología, lo que a su vez les llevó a reibir una inversión de tres millones de dólares. Triunfada total.

Los astros se habían alineado para que todo le saliera bien a la startup. De hecho anunciaron que para septiembre de 2013 las primeras unidades del invento serían enviadas a los que habían dado su apoyo en Kickstarter.

Prototipo original myIDkey
Prototipo original myIDkey

A día de hoy, la mayoría siguen esperando su myIDkey. La falta de experiencia en hardware de sus fundadores es la principal causa de fracaso La explicación que hay detrás de este gran fracaso es que la compañía se fundió toda su financiación antes de empezar a fabricar el producto. Resulta que los ingenieros se dieron cuenta de que las promesas que se habían hecho en los diseños iniciales iban más allá de lo concebible en la realidad. Tuvieron que trabajar a destajo para poder meter todas las especificaciones que habían prometido en el tamaño de un llavero y las "luchas internas" entre diseño e ingeniería acabaron con una orden del recién ascendido CEO Benjamin Chen: "olvidaos de las funcionalidades, hacedlo pequeño".

Y en esas están, intentando desarrollar un producto que sea vendible. Algunas personas han recibido unidades de su myIDkey pero reportan muchos fallos operativos que lo hacen prácticamente inservible.

La historia tiene más detalles muy interesantes que se pueden leer en la fuente, Ars Technica, quienes han hablado con la empresa que está detrás de este enorme fiasco, Arkami. La sensación que queda es que hay muchas personas que malinterpretan el crowdfunding: la plataforma no es un "test field" para comprobar la aceptación de una idea o un producto. Es una plataforma donde se busca ayuda para llevar a cabo proyectos sólidos. Y eso, a veces, no se tiene en cuenta.

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