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Enrique Blasco (Wikimedia)

Quedan apenas unas horas para que el balón comience a rodar sobre el césped del Santiago Bernabéu. En los banquillos Carlo Ancelotti y Luis Enrique, dos símbolos del fútbol, que manejarán la batuta de dos equipos enfrentados por una rivalidad histórica. Llega 'el Clásico'. Llega el Madrid-Barça. ¿Están preparados?

Al otro lado del televisor, millones de espectadores de todo el mundo aguardarán expectantes a que el árbitro toque el silbato. Los más afortunados tendrán la suerte de verlo en directo. La emoción, los nervios y los gritos se entremezclarán en los primeros instantes del partido. Y después silencio. Se juega.Es probable que nos mordamos las uñas o estemos al borde de un infarto viendo el partido de fútbol

En el partido Madrid-Barça ocurrirán decenas de sucesos. Una falta no pitada. Un fuera de juego mal anulado. Tal vez un gol de penalti. En las crónicas del 'clásico' no faltarán las historias de épicas batallas. La rivalidad sobre el césped podría trasladarse al otro lado del charco, donde un partido entre Boca Juniors y River Plate hace las delicias de sus aficionados. Y también, cómo no, las angustias.

Porque hablar de fútbol también es contar los nervios, los recuerdos de celebraciones históricas, el amor a los colores. Y esas situaciones, en las que casi nos da un infarto al cantar un gol o nos mordemos las uñas al ver que no rematamos a puerta, pueden ser explicadas por la ciencia. Éstas son algunas de las curiosidades detrás del 'clásico'.

¿Llevamos los colores en la sangre?

Cuando alguien me pregunta por qué soy aficionada al Fútbol Club Barcelona, mi respuesta es automática: no lo sé. No tengo en mi memoria recuerdos de cuándo empecé a ser culé, y probablemente si le preguntamos a algún aficionado merengue piense algo similar. ¿Es que llevamos los colores en la sangre?

Si pienso en mi afición por el fútbol, recuerdo las tardes de domingo viendo los partidos con mi padre o yendo al Carlos Tartiere de Oviedo a ver jugar a Ronaldo, cuando el delantero aún formaba parte de las filas azulgranas. ¿Pero por qué? ¿Qué razón me llevó a apoyar al Barça y no al Madrid o a cualquier otro equipo?

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Amarhgil (Wikimedia)

Varias investigaciones realizadas a finales de la década de los noventa identificaron los cinco motivos más importantes por los que nos hacemos aficionados de un determinado equipo. Las razones serían las siguientes:

Influencia familiar y de nuestro entorno (amigos, conocidos) Nivel de juego o talento del equipo Personalidad y nivel de los jugadores Influencia geográfica * Éxito deportivo del equipo

La identificación con un determinado equipo es, por tanto, variable y diversa. Pero seguro que conocen a más de un aficionado que a lo largo de su vida ha cambiado de colores. Particularmente recuerdo a algunos amigos que, en la época de crisis del Barcelona, cuando Johan Cruyff había dejado el Dream Team, decidieron hacerse fans del eterno rival. ¿A qué se debe?

El entrenador puede influirnos para que decidamos cambiar de equipoUn estudio realizado por Brian Greenwood indica que aficionarse a un equipo no implica la completa identificación con él. Y es que a pesar de que las causas iniciales parecen claras, su investigación plantea que en nuestros motivos para seguir amando unos determinados colores, influye de manera más decisiva nuestro entorno familiar que los amigos que tengamos.

Greenwood además añade otros factores complementarios que pueden alterar nuestros gustos. Por ejemplo, el científico incluye parámetros como haber vivido cerca de la ciudad donde juegue el equipo, la influencia del entrenador o el ambiente en el que nos encontremos. Resulta curioso, sin duda, que se demuestre científicamente que a veces nos dejamos llevar, yendo a rebufo de lo que otros piensen para cambiar según qué aficiones.

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Christopher Johnson (Wikimedia)

¿Por qué te muerdes las uñas cuando te pones nervioso?

Estás rodeado de amigos viendo el Madrid-Barça. El balón ha comenzado a rodar, y tú, nervioso, no paras de morderte las uñas. ¿Por qué? La ciencia llama onicofagia al hábito de comerse las uñas, relacionado directamente con una manifestación somática de la ansiedad.Nos mordemos las uñas para tratar de liberar la tensión acumulada

A pesar de que no se considera como una condición patológica, mordernos las uñas puede implicar problemas secundarios estudiados por la psiquiatría, la dermatología o la odontología. Sin llegar a estos extremos, sabemos que este hábito está muy extendido, pues afecta según algunos estudios al 45% de los adolescentes.

La razón por la que nos mordemos las uñas durante un partido estaría en liberar la tensión acumulada. Esta explicación sólo podría ser aplicada en casos donde no lo hagamos de manera habitual y agresiva, pues en ese contexto, la medicina relaciona el comerse las uñas con un trastorno obsesivo-compulsivo, según la última edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (DSM-V).

¿Cómo influirá el resultado del partido en tu organismo?

No hay duda de que un Madrid-Barça, o cualquier partido con una extrema rivalidad en el ambiente, influye bastante en nuestra rutina habitual. Las calles están desiertas, los bares llenos, y la emoción, por supuesto, a flor de piel. Si mordernos las uñas es uno de los primeros efectos del fútbol, ¿qué consecuencias puede tener una victoria o derrota de nuestro equipo?

Si ganamos el partido, nuestras hormonas serán las primeras en notarlo. Así lo indicó un estudio publicado en PLos One en 2012, que demostró que la victoria de España sobre Holanda en la final del Mundial de Sudáfrica aumentó los niveles de testosterona y cortisol.

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PLoS One

El incremento en la concentración de testosterona se explica debido a que su aumento prepara a los aficionados para un contexto desafiante y relevante para el 'status social' del individuo. Es decir, ganar el Mundial supuso para los fans de 'la roja' un motivo de orgullo, y según los científicos, la testosterona se elevaría para que podamos estar preparados para defender o mejorar nuestro status.

¿Qué explica el aumento en los niveles de cortisol? La hipótesis de los investigadores se basa en que esta hormona, liberada por la glándula suprarrenal como respuesta al estrés, actuaría de acuerdo al mero instinto de conservación. Nuestro organismo percibió aquel partido como una amenaza para su status social, que dependería directamente del resultado de la selección.

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PLoS One

Posiblemente, explican los científicos, los hombres sufrieron un mayor grado de estrés que las mujeres españolas, ya que sus niveles de cortisol fueron más altos. Sin embargo, también concluyeron que el sexo de los aficionados no fue decisivo en la concentración de esta hormona, puesto que hubo una mayor asociación entre su incremento y el grado de afición al fútbol.Si nuestro equipo pierde, comeremos peor al día siguiente

Otra de las conclusiones curiosas del estudio fue que el nivel de estrés fue diferente en personas adultas y jóvenes. Y es que aunque la ciencia explica que el aumento de hormonas en nuestros mayores debería ser más elevado, lo cierto es que las conclusiones indican que, al menos en cuanto a fútbol se refiere, los jóvenes llevan peor el afrontar este tipo de estrés. La experiencia es un grado, que diría el refrán.

Por otro lado, ¿qué pasará si nuestro equipo pierde? Una investigación publicada en Psychological Science explica que las consecuencias inmediatas las veremos al día siguiente: comeremos peor. El estudio demostró que los aficionados derrotados abusaban de las grasas saturadas e incrementaban el consumo de calorías tras un partido perdido.

¿Cómo percibimos al equipo rival?

Resulta difícil hablar sobre un Madrid-Barça a alguien que no le guste el fútbol. La emoción y la intensidad del partido es compartida por aficionados de medio mundo. Lo inexplicable es, sin duda, la aparición esporádica de episodios de violencia. Sin embargo, estos sucesos aislados no deben contaminar la magia de este deporte, y la sana rivalidad entre ambos equipos.Nos enfada más la victoria del rival que nuestra derrota

La psicología ha logrado identificar las razones que se esconden tras nuestra percepción del equipo rival. La también conocida como competición intergrupos nos identifica socialmente, ya que logra determinar muy claramente quiénes somos 'nosotros' y quiénes son 'ellos', al menos durante noventa minutos.

En ese sentido, una investigación publicada en Psychological Science determinó la activación de diferentes regiones del cerebro en función de las emociones positivas (victoria del equipo) o negativas (derrota) que percibíamos. Las sensaciones como el placer, el enfado o el dolor también varían, como parece lógico, en función del resultado del partido.

Madrid-Barça
Psychological Science

Curiosamente, como vemos en el gráfico anterior, sentimos más enfado o dolor si el equipo rival tiene éxito (incluso ante terceros) que si falla nuestro propio equipo. Esto explicaría, en cierta manera, la antimadriditis que sufren algunos culés y el rechazo hacia el Barcelona de algunos aficionados merengues. En particular, las regiones del cerebro implicadas en esas sensaciones son el cuerpo estriado ventral y el córtex del cíngulo anterior.

El fútbol nos ayuda a entender la complejidad del cerebro Contrario a lo que podríamos pensar, estas respuestas afectivas y neuronales no son únicamente individuales, sino que pueden asociarse con el comportamiento del grupo de aficionados. Es decir, los científicos concluyeron que la identificación social con un equipo u otro se relaciona con la evaluación que hacemos a priori y las acciones que tomamos a posteriori.

Este trabajo sugirió que las respuestas neuronales que se observan son fruto de la evolución biológica. Y es que nuestras actividades ante una recompensa o una derrota no son más que meros estímulos para reforzar comportamientos adaptativos. A pesar de que el Madrid-Barça no sea más que un partido de fútbol, puede ayudarnos a entender un poco la complejidad del cerebro humano.

Para terminar, es posible que recordemos mejor un hipotético golazo de Leo Messi o una carrera al galope de Cristiano Ronaldo que una mera falta o un fuera de juego. ¿Por qué estas acciones menos importantes no se fijan en nuestra memoria de la misma manera? La respuesta está en los recuerdos relacionados con las emociones, según explicaron en The Journal of Neuroscience en 2010.

La intensidad de las emociones que vivamos en determinadas partes del Madrid-Barça se relaciona con la actividad de zonas como el lóbulo temporal medial, donde se localizan el hipocampo o la amígdala.

Y es que a pesar de que cada aficionado vivirá un partido diferente, todos compartiremos momentos de mayor o menor intensidad. Ésta es la razón por la que posiblemente recordemos mejor los goles del Madrid-Barça que otras acciones menos importantes del partido. El fútbol, tanto en los momentos previos de nervios como durante los noventa minutos posteriores puede ayudarnos a entender cómo somos. Y una vez que empiece a rodar el balón, que gane el mejor.

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