La próxima vez que vayan a subir a un avión, asegúrense de dejarse las flatulencias en el baño del aeropuerto. Una mujer no lo hizo al subir en un vuelo de American Airlines. Al ver que aquello no paraba, dedició recurrir a un viejo invento: encender cerillas para quemar el mal olor.

Craso error. Lo cuenta Diego:

Bien. Entiendan esto como: Varios pasajeros del avión, que volaba de Washington a Dallas (Texas), comenzaron a sentir olor a fósforos quemados y se desató la alarma. El piloto, que es todo un campeón de la lógica, desciende.

Según informan varios medios, el FBI intervino luego del aterrizaje y los perros policías encontraron las cerillas, que la señora admitió haber utilizado para disimular sus pérdidas. El vuelo despegó, pero sin nuestra amiga, a la que le han prohibido volver a volar en mucho tiempo en la aerolínea afectada.

Cada vez crece más la paranoia y con ella, las prohibiciones. Ya lo saben, nada de cerillas o ven el pedo que se puede armar. Con la escasez de ideas que hay en Hollywood no duden que en unos meses veamos un scketch parecido en alguna comedia.

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